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La seguridad y el mantenimiento de la disciplina en los centros penitenciarios no debe agravar las consecuencias inherentes a la propia privación de la libertad.
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Un modelo de prisión debe considerar desde la planeación integral, el diseño arquitectónico y la selección de los recursos materiales y humanos que responda al irrestricto respeto de los derechos humanos.
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Asumir el respeto por los derechos humanos de las personas privadas de la libertad como principio fundamental en el sistema penitenciario garantiza el trato digno y abona a la reinserción social efectiva.